Florencia de la V hizo una producción de tapa para la revista Gente e hizo algunas declaraciones sobre el humor de Lizy Tagliani. «Ella me encanta, pero su actitud no construye en este contexto de lucha por la igualdad, en la que muchas compañeras quedaron en el camino (en referencia a los varios travesticidios). Yo le diría que lo piense, que no aporte a la confusión, que ya es hora de barajar y dar de nuevo», señaló.
Por último, asumió que cuando bromeaba sobre su sexualidad lo hacía en un gesto de «complicidad» para ser aceptada por la sociedad: «El marco social era otro. Burlarme de mi identidad era un modo de ‘transar’ la aceptación de la gente».
Lizy Tagliani habló sobre el tema y dio una mirada muy profunda sobre las palabras de Florencia: «Pude leer la nota, entiendo un poco su punto, a lo que va, pero no puedo permitir que se meta en lo que yo construyo día a día. Sé lo que es el respeto. Ella considera que sacándome a mí del medio o callándome va a lograr que esto sea un paraíso terrenal. Y la vida es otra cosa. No soy yo la culpable. Hay que educar a las personas que no comprenden que yo soy una persona que merezco ser tratada de una manera, que ella es otra, que vos sos otra, que le verdulero es otra, que el arquitecto es otra, que somos todos diferentes y que la igualdad tiene que ver con los derechos: educación, salud, respeto».
Y agregó: «Ella está confundida porque construyó la mujer que quiere ser y yo no me meto con eso. Estoy orgullosa de ella. Me encanta que haya podido ser todo lo que quiere ser. En la misma revista donde dice que es lo que es por el amor de su madre no me está ofendiendo a mí, ofende a mi familia, a mi mamá que no la conoce, a la que le debo todo lo que soy, el orgullo de ser una chica travesti. El orgullo de haber sido Luisito para ser la Lizy que soy hoy».
Cabe destacar que Lizy parte de un humor propio, es decir, siempre se pone primera en la lista de burlas y remarca mucho sus defectos. De hecho, los llama, «su tesoro más preciado». «Soy una travesti y me encanta. Bromeo conmigo, con mis defectos, que son mi tesoro más preciado y los amo. Eso no me convierte en menos ni en más que en nadie. Ni en menos mujer que ella ni que ninguna otra mujer. Yo soy una persona con los mismos derechos que ella y las mismas posibilidades de sentir el mismo orgullo que sintió de su mamá para con ella y de lo que hizo mi mamá conmigo».
«Creo que su concepto es erróneo. De esa manera es como que les digamos a las chicas que usen pollera larga para que nadie las toque. Y en realidad las otras personas tienen que saber que por más que se pongan la pollera que quieran no tienen derecho a tocarte porque cada persona tiene derecho a vivir cómo quiere y de una forma distinta», finalizó.