El hecho sucedió en Estados Unidos. Julian Turner, un fanático de los videojuegos, fue a un mercado de segunda mano de Newman, en el estado de Georgia, para comprar algunos cartuchos viejos y despuntar el vicio. Allí adquirió los clásicos juegos para consola NES Golf y Rollergames, lanzados en 1984 y 1990.Sin embargo, notó que algo no estaba funcionando normalmente.
Las sospechas comenzaron cuando Turner vio que los juegos eran versiones PAL (de Europa y Australia), la cuales no son fáciles de encontrar en los mercados de los usados de Estados Unidos. Luego, al sostenerlos, se percató de que eran bastante pesados en comparación con su colección de cartuchos.
Así fue que Turner decidió pesarlos en básculas digitales y comprobó, efectivamente, que los juegos eran un 50% más pesados de lo que deberían. Ante el desconcierto de la situación, el coleccionista se dispuso a desarmar el cartucho y registrarlo en video, el cual publicó en su canal de YouTube. En la filmación se ve que en el interior encontró cuatro bolsas de plástico brillantes. Inmediatamente, se puso en contacto con la policía local. Al llegar a la vivienda, los oficiales descubrieron que los cuatro paquetes contenían drogas ilegales.
Pero este parece no ser el único caso en el que utilizan el bien más preciado de los viejos gamers para realizar operaciones clandestinas. En los Países Bajos, una operación policial desbarató recientemente una banda de traficantes que usaba cartuchos de consolas Nintendo para esconder drogas, que enviaban a todo el mundo.