“Microblading”: una técnica para lograr cejas definidas y prolijas

Durante años, muchas mujeres han recurrido a los delineadores para contornear o darle forma a sus cejas, ya sea porque eran demasiado finitas, para corregir errores de una mala depilación, por problemas hormonales, el paso del tiempo o simplemente, para darles la forma que dictaba la moda. Pero ahora llegó una tendencia que pisa fuerte en el mundo de la estética. Se trata del microblading.

Es una técnica que proviene del tebori japonés (un método artesanal de tatuajes) y que permite redibujarlas y darles el grosor, el color, la forma y la definición deseada según cada rostro, a través de un maquillaje semipermanente que se realiza pelo por pelo, implementando el pigmento en la epidermis.

El tratamiento se realiza con una pluma metálica, descartable, con forma de birome, que realiza microcortes en la piel y aplica pigmentos hipoalergénicos, con trazos similares al bello real, que los vuelve imperceptibles a simple vista. La sesión dura aproximadamente entre una hora y dos horas y antes de hacer el trabajo, se marcan las modificaciones en lápiz.

Para que parezcan naturales, es fundamental encontrar el color adecuado y similar a la pigmentación de cada persona y sobre todo, que sean más oscuras que el tono del cabello.

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A diferencia de la micropigmentación –método que ya existía–, que realiza el trabajo en una capa más profunda de la piel, el microblading se realiza en la epidermis, la más superficial; esto ayuda a que las cejas tengan un aspecto mucho más natural.

Cuidados a tener en cuenta

Hay que tapar la herida hasta su cicatrización y aplicar una crema regenerativa en la zona. Es fundamental protegerla del sol y no exponer a herida a la utilización de maquillaje, perfumes, productos con cloro o alcohol; evitar el contacto con suciedad o pelusas; no quitar la cascarita y lavar con jabón neutro (sin perfume).

¿Cuánto dura?

Habitualmente, perdura entre 8 y 12 meses, aunque si se tiene los cuidados pertinentes puede extenderse por más tiempo.

Al mes de la primera sesión del tratamiento se debe realizar una segunda consulta, para chequear como quedó el trabajo; en caso de ser necesario, se realizan pequeñas correcciones de color. Si te gusta cómo te ha quedado el trabajo en las cejas, lo ideal es retocarlo antes de que se desgaste; es decir, hacer retoques antes de que llegue a desaparecer.