A los 76 años, este jueves murió Aretha Franklin, la emblemática cantante estadounidense denominada La Reina del Soul. Gwendolyn Quinn, su representante, confirmó la triste noticia.
A la artista, conocida por éxitos como Respect (1967) o I Say a Little Prayer (1968), le habían diagnosticado cáncer en 2010. Su último show en solitario fue en Filadelfia, en agosto de 2017.
Aretha Franklin nació el 25 de marzo de 1942 en Memphis, Tennessee, y comenzó cantando junto con sus hermanas Carolyn y Erma en la iglesia de Detroit que fundó su padre, C. L. Franklin, durante los años ’50. De hecho, sus primeras grabaciones fueron interpretando música gospel en su adolescencia para el legendario sello Checker, de los hermanos Chess. Su álbum The Gospel Sound de Aretha Franklin (1956) capta la electricidad de sus actuaciones a su inocente edad de 14.
Sus padres se separaron cuando ella tenía seis años, y Franklin se quedó con su papá en Detroit. Su madre murió cuando Aretha tenía 10 años. En su entrada adolescencia, Franklin se presentó con su padre en sus diversos programas de gospel de las principales ciudades de todo el país y, a partir de entonces, fue reconocida como un prodigio vocal.
La diva del soul creció en un ambiente marcado por la música, ya que cantantes como Clara Ward (del grupo The Famous Ward Singers) o Mahalia Jackson eran frecuentemente huéspedes en su casa, amigas de la familia. Asimismo, otras grandes figuras del gospel de aquella época, como Albertina Walker y Jackie Verdell, ayudaron a darle forma a su estilo en formación.
Cuatro años después de haber grabado por primera vez para la discográfica de los hermanos Chess (aunque se dice que era codiciada por Motown), Aretha finalmente terminaría firmando contrato con Columbia Records, descubierta por John Hammond, el infalible buscador de talentos que ya había contratado a Billie Holiday y Count Basie, y que luego apadrinó a Bob Dylan, Bruce Springsteen y Stevie Ray Vaughan. Así, con 18 años, comenzó su proceso de mixturar la música gospel con estilos más comerciales de la época.
Columbia trató de moldearla como una cantante de blues y jazz con inclinaciones pop, un vuelco sonoro que no pudo sacar su verdadero potencial. Igualmente, desde esa primera sesión de grabación, Today I Sing the Blues (1960) sigue siendo un clásico de la discografía de Aretha.